Jamaica, historias para sí dormir
Un rayo de luz ilumina su rostro, la suave brisa acaricia su espalda… extendido, desplomado, se siente cansado. Va despertando, y mira sus manos envueltas en arena blanca. Extrañado, juega con ella, y observa sus manos frunciendo el ceño, intentando recordar lo que aún no logra. Mira a su alrededor, buscando respuestas. Delante, la jungla; detrás, la mar. Aguas cristalinas refrescan sus pies con el vaivén de las olas. No entiende nada. Desconcertado, decide incorporarse mientras mira hacia los lados. Todo está desierto, no ve humanos ni animales, sólo playa y la jungla ante sí. Se adentra acelerado, buscando respuestas, moviendo ramas, y con pies descalzos. Siente un olor familiar, parece café. Sube las montañas y lo encuentra: un hombre con cabello largo, blanco y que alguna vez fue negro, entre humos y cacerolas, y aún con olor a café. Se acerca a él y le pregunta de dónde viene, qué hace aquí, dónde está, por qué apareció mojado, quién es él, por qué… y el viejo chaman le interrumpe, no vayas en busca de respuestas, las respuestas te encontrarán a ti Le da un viejo mapa con cinco estrellas e infinidad de manchas, una taza de café, una cuerda, y un pedazo de tela roja algo rasgada. El joven lo mira extrañado y separa sus labios, inhalando para hablar, y quedándose mudo cuando el viejo levanta la vista y alza la mano recordándole sin palabras que deje de hacer tantas preguntas. Bebe, le dice, y la encontrarás. El joven da un sorbo al café, la cuerda cae de sus manos, recuerda una silueta… la más hermosa mujer que hubiese visto en su vida. Y la recuerda junto a él, saltando en cascadas, caminando por calles de colores, sumergiéndose en cálidas aguas, caminando en ciudades bajo el mar… de mano, felices, hablando y riendo… riendo mucho, y a carcajadas… De pronto, se queda sin aire, se agobia, no entiende… ¡se está ahogando! ¡Está sumergido! ¡No puede respirar! Tose, tose, tose, y ¡despierta! Se quedó dormido con el agua corriendo, el café hervido y la brisa entrando por una rendija de la ventana hasta su cara. ¿Qué sueño he tenido? El muchacho se incorpora, sediento, tomó el café en sus manos y se acerca hasta la ventana. Su roja cortina se había trabado con el mueble y se había desgarrado. Qué extraño… tendré que comprar una nueva, pensó, mientras cerraba la ventana, pues hacía frío afuera. De camino al sofá se tropezó con algo en el suelo. La taza de café tembló en sus manos mientras logró agarrarse de la mesa para no caerse. Salvó su café. Aún con una mano sujetándolo y con la otra a sí mismo, giró su cabeza y miró tras su cuerpo. ¿Una cuerda? ¿Qué hace aquí una cuerda? Se preguntó el muchacho. Soltó el café y desenredó su pie de aquella con la que había tropezado… y vio que en un extremo de la misma había algo atrapado. Parecía papel y parecía tela. Con cuidado lo sacó de entre la soga y lo observó mientras lo sostenía en sus manos. ¿Un mapa? Se preguntó extrañado. Miró sus letras: Bahía Príncipe, Sean Paul, Playa James Bond, Paddies o Patties, no pudo distinguir bien la letra… Meet the People, bebe, y la encontrarás. Abrió sus ojos, asombrado. Reconoció esa frase. Miró su café. Su aroma intenso le hizo relajarse. Le dio un sorbo y cerró sus ojos para saborearlo. Todo tembló, comenzó a ver imágenes y memorias, cosas, muchas cosas, tantas que su mente volaba y todo a su alrededor giraba. Se agarró con fuerza del sillón, y ansioso, abrió sus ojos y se incorporó. Corrió hacia su cocina, asió el paquete de café, y comprobó su procedencia: café de Jamaica. Sus ojos profundizaron en las letras, y vio una silueta. Recordó a la mujer con la que había soñado. Fue a su ordenador y tecleó buscando sobre su mapa… playas maravillosas, junglas, y estupendos lugares para hacer senderismo; cascadas y montañas, con cruceros llegando a un lugar llamado Ocho Ríos; aventura, cocodrilos… un momento… ese soy yo, y ese lugar me es conocido. Sigue mirando y girando la pequeña bolita de su ratón. Ve imágenes con sus brazos abiertos en mitad de Kingston, en algunos lagos… abrazándola a ella… Sus ojos vuelven a abrirse de par en par, y los encuentra como en su sueño, caminando en lo que parece ser Port Royal, antigua ciudad pirata bajo el mar… comiendo maravillas, y junto a más personas que parecen locales. Y se fija en un gif, hermoso… y que parece peligroso. Una hermosa mujer en Lovers’ Leap. Llora. Y se lee vuelve. Amplía la imagen. Es ella. Mira a su alrededor: la cuerda, la tela rasgada, el café y el mapa. La chica, sus memorias y ¿vuelta a Jamaica? Abre el buscador, destino: Jamaica. ¿Me estaré volviendo loco? ¿Será real? Lee: A head full of fears has no space for dreams (una cabeza llena de miedos no tiene espacio para sueños) Le da a buscar. Y aparece una frase en su pop-up: